Puede que fuera el sol siga abrasando, pero dentro he creado un acogedor oasis otoñal. Tengo mis jerséis de punto grueso, las velas de calabaza encendidas y el horno horneando deliciosos manjares calentitos. Y todo lo que hace falta es ajustar el termostato para que mi casa parezca el interior de un congelador. Pero no le digas a mi marido que el termostato está a 60° F todo el día…
¡Ah, ya me gustaría! Por supuesto, con un pequeño munchkin para pensar, no puedo mantener la casa muy tan fresco como me gusta. Pero pronto podremos abrir las ventanas y sentir la brisa fresca. Mientras tanto, seguiré fingiendo que es otoño, manoseando mis cómodos jerséis y horneando tandas de esponjosos rollos de canela.
Como fan ávida del otoño y de todo lo relacionado con la canela, he hecho montañas de rollos de canela caseros desde que empecé a experimentar. Y estos, amigos míos, tienen que ser los MEJORES que he comido nunca. También son una de las recetas más fáciles desde cero que he encontrado.
Aunque los enlatados sirven en caso de apuro, no hay nada como el sabor de un bollo de canela caliente y pegajoso hecho con amor. Y cubierto de glaseado, por supuesto. Recién salidos del horno y servidos con una taza de café o té, son el paraíso en la Tierra. Cada capa está llena de hojaldre, mantequilla y sabor a canela y azúcar.
Prepáralos para un desayuno o brunch especial una mañana fría, sobre todo si tienes muchos invitados. Sé que tú (y quien tenga la suerte de disfrutarlos contigo) estaréis de acuerdo en que estos rollos de canela son insuperables.