Mi primera experiencia hace años con el pollo marsala no fue positiva. No lo recuerdo bien, pero quizá estaba en la fase de «los gustos cambian» y no pude digerir las setas cocidas y la salsa almibarada. O quizás fue porque el restaurante no lo preparó bien y estuvo bajo una lámpara de calor durante horas.
No sé muy bien por qué no me gustó el marsala en su momento, pero hasta la semana pasada, nunca lo había probado así.
Esta increíble receta es de Ali, de Dame un poco de horno que hace fotos dignas de baba y siempre me inspira con nuevas recetas. Adaptó esta receta de Cooks Illustrated y me habló tan bien de ella que tuve que probarla, ¡y vaya si me alegro de haberlo hecho!
Los ingredientes son de lo más básico y barato que hay, desde el bacon crujiente hasta las tiernas setas y el perejil fresco, pero juntos garantizan un sabor absolutamente incomparable. Una vez creada una salsa suave y rica con la mantequilla, el vino de Marsala y todo el irresistible sabor del beicon cocido, se vierte sobre la tierna pechuga de pollo asada, se coloca sobre un lecho de pasta caliente, se sirve una copa de vino y a comer.
Ahora soy oficialmente una amante del marsala, ¡y con este plato sé que tú también lo serás!