Prueba esta divertida versión de los Philly cheesesteaks con pimientos y salsa casera de queso provolone. Estos sándwiches son una comida super sencilla y para chuparse los dedos entre semana.
Cuando estaba embarazada y no podía permitirme comer carne de charcutería (aunque de vez en cuando sí lo hacía), lo que más me gustaba de nuestra tienda de bocadillos era un Philly cheesesteak. Especialmente en los fríos fines de semana de invierno que pasaba jugando a las casitas (es decir, estresada por los muebles de la guardería, la casa o el mantenimiento general del bebé), me encantaba. Reconfortante y sustancioso, no había nada que me calentara mejor que un cheesesteak. Las patadas del bebé parecían indicar que estaba de acuerdo. Y también que quizás la estaba apretando con tanto sándwich. Un montón de sándwich + un montón de bebé = waddling preggo hilaridad.
Sin embargo, parece ser uno de esos antojos que no desaparecen. Así que he encontrado una alternativa fácil que además te deja un montón de sobras. O, en mi caso, alimenta aproximadamente a dos. Están TAN buenos.
En lugar de filete, utilicé carne picada magra y preparé una salsa fácil a base de caldo de carne. Añadí pimientos y cebollas, y lo apilé en panecillos tostados y mantecosos. Vierta una cremosa salsa casera de queso provolone por encima, y oficialmente hizo que mi marido se enamorara de nuevo. De los cheesesteaks.
Estos sándwiches están para chuparse los dedos y son muy fáciles de hacer. A los niños les encantarán, las embarazadas pedirán repetir y los hombres ni siquiera saldrán a tomar el aire. Es verdad. Te garantizo que satisfarán todos los antojos de comida casera.
