Nunca sabré por qué elegí ponerme un jersey blanco y unos pantalones caqui el día que preparé estas increíbles enchiladas de pollo salseadas. Pero a pesar de que mi ropa bonita está en remojo en un baño de detergente y agua caliente, todo lo que puedo pensar es en cómo la cena de anoche valió la pena las manchas rojas y las pilas de platos.
Esta era una cena que originalmente estaba reservando para el fin de semana, pero cuando leí la receta de estas enchiladas, no pude evitar babear y empezar a desearlas inmediatamente. Después de poco menos de una hora de picar, sazonar, saltear y hornear, estas enchiladas nos miraban a mí y a mi marido como una deliciosa cena que no podíamos esperar a devorar.
Por supuesto, cuando las saqué de la sartén y las puse en el plato, enseguida se partieron y rezumaron queso, pollo y tomate. Pero así son las enchiladas. Todo el mundo sabe que no son bonitas, ¡pero están riquísimas!