Aparte del completo y total desastre que fue la cena de Acción de Gracias de 2007, en la que intentamos asar un pavo de doce libras en una bandeja de horno, no recuerdo haber cocinado nunca muchas carnes en mi cocina aparte de pollo, ternera o cerdo. Quiero decir, esas son carnes bastante completas… se pueden hacer muchas cosas con ellas. Pero, a medida que he ido creciendo, mi paladar también ha crecido un poco, y decidí que ya era hora de salir de mi zona de confort e introducir una nueva carne en nuestra mesa. Así que fui a la tienda en busca de algo, pero no estaba segura de qué. Supongo que tuve la suerte de que, sólo ayer, un paquete de cuatro chuletas de cordero estaba de oferta por cuatro dólares. ¡Bingo!
Nunca había cocinado cordero, así que estaba un poco nerviosa por si no me salía bien a la primera. Sin embargo, para mi sorpresa, ¡no podría haber sido más fácil! El cordero estaba perfectamente rosado y tierno después de sólo seis minutos de cocción en la sartén, y la salsa de mantequilla con ajo y romero rociada sobre la carne la hacía aún más jugosa y apetitosamente «mmm».
Al igual que cuando se asa la ternera, siempre hay que secar el cordero para absorber el exceso de humedad y conseguir un bonito color marrón. Lo serví con patatas asadas y calabacín salteado. Por lo demás, la foto habla por sí sola: ¡mira lo que puedes hacer con unas chuletas, algunos ingredientes básicos y sólo seis minutos!