Como este domingo es Halloween, me parece apropiado compartir con vosotros uno de mis dulces favoritos, y combinaciones de sabores en general: El caramelo de sal marina, dulce y salado, deliciosamente cremoso. Es fácil de probar y dejar que se derrita en la boca, pero igual de fácil de hacer en tu propia cocina con una olla, una cuchara y una fuente de horno. Ni siquiera necesita un termómetro para caramelos.
La combinación de caramelo suave y dulce con cristales de sal ligeramente crujientes puede parecer inusual al principio, pero es ese sabor intenso lo que hace imposible parar después de uno solo de estos caramelos.
En pocas palabras, el proceso es el siguiente: Se hierven el azúcar, la leche evaporada y la nata espesa. A continuación, se añade el jarabe de maíz ligero, prestando atención a la temperatura de la mezcla con un termómetro. Luego se añade la mantequilla y el extracto de vainilla. Remover, remover y remover. Espere a que suba un poco más la temperatura y pase el caramelo a un quemador frío. Procura no meter el dedo. Añade sal marina, viértelo en un cazo, mételo en la nevera para que se enfríe, y ¡PRESTO!
Tienes un caramelo delicioso y variado que puedes regalar en las fiestas, meter en el centro de tu postre favorito (pruébalos en medio de estos mini pasteles fundidos ), en una taza de café o simplemente solo.
Sé que te encantará la combinación de caramelo suave y sedoso y sal marina crujiente de estos caramelos. Los ingredientes son fáciles de encontrar, no llevan demasiado tiempo y no hace falta ser un maestro dulcero para hacerlos perfectos. Confía en mí. Si yo puedo hacerlo, tú también puedes.
Ah, y ¡feliz Halloween! Asegúrate de no correr riesgos, ponte un disfraz divertido y, si tienes hijos, confisca al menos un poco de sus caramelos para tu propia reserva 😉
Hablando de dulces… ¿Cuál es su dulce favorito de Halloween?