Si hay algo que echaré de menos de California cuando mi marido y yo nos mudemos, son los aguacates. Pero, desde que nos mudamos aquí desde Boston hace tres años, hay una cosa que he echado muchísimo de menos: el pescado. Marisco, agua dulce, agua salada, de todo. Lo que se vende en los supermercados de California no es lo mismo, pero es mucho más caro.
Sin embargo, nos las hemos arreglado con lo que nos han dado, y hemos encontrado grandes ofertas en grandes bolsas de gambas congeladas de gran calidad y pescado blanco como la platija y el bacalao en nuestro supermercado local.
Esta es una de mis cenas favoritas para hacer con los camarones y el pescado que encontramos en oferta. Es fresca, rápida y deliciosa para una comida tan sencilla. Incluso quedan unas sobras increíbles al día siguiente.
Lo único que hay que hacer es lo siguiente: Dobla unos trozos de papel de aluminio, pon unas patatas rojas cortadas en rodajas finas, un filete de pescado blanco (yo usé platija para éste), gambas crudas, sal, pimienta, zumo de limón fresco y unas cucharadas de mantequilla mezclada con eneldo fresco y ajo. Cúbrelo con una rodaja de limón, dobla cada paquete y ásalo durante unos 12 minutos. Mientras tanto, el maíz hierve y los panecillos se mantienen calientes en el horno.
Cuando estén listos, abre los paquetes, coge el maíz, los panecillos y una bebida helada, ¡y la cena estará lista!
Este plato se ha convertido en un clásico del verano para mi marido y para mí. Es delicioso y sé que lo seguiremos haciendo dondequiera que estemos. Sin embargo, al menos mientras vivimos en California, nos sigue gustando traer algunos sabores de Nueva Inglaterra a nuestra mesa, ¡y a ti también debería gustarte!